MUSEO OLÍMPICO Y DEL DEPORTE

Abrió sus puertas en 2007 y está dedicado a Joan Antoni Samaranch, que durante más de veinte años fue presidente del Comité Olímpico Internacional.
Muestra diferentes caras del deporte de alto rendimiento, el deporte de competición y del deporte como herramienta de integración social y lenguaje universal.
El edificio está diseñado en dos bloques diáfanos cubiertos por un tejado ajardinado.
Las nuevas tecnologías ofrecen al visitante una experiencia interactiva que busca promover una reflexión en profundidad, por lo que es una experiencia pionera en Europa.  Gracias a sus simuladores, se puede correr contra Carl Lewis, comprobar cómo nadaba Mark Spitzk, mejorar la aerodinámica al pedalear en bicicleta o comparar el peso real que pueden llegar a levantar los grandes campeones de halterofilia.

ESTADIO OLÍMPICO

El estadio de Montjuic fue construido en 1929 durante la Exposición Universal por Pere Doménech.
En 1955 fue la sede principal de los Juegos del Mediterráneo, acogiendo las ceremonias de inauguración y clausura, así como las pruebas de atletismo, equitación, fútbol y hockey hierba.
En 1982 fue escenario de la ceremonia inaugural del Campeonato del Mundo de Fútbol.
En 1989 fue remodelado totalmente con motivo de ser elegida Barcelona como organizadora de los Juegos Olímpicos de 1992, y a modo de ensayo, se celebró la Copa del Mundo de Atletismo.
En 1992 acogió con gran éxito las ceremonias de inauguración y clausura de los XXV Juegos Olímpicos, así como las pruebas de atletismo.
Desde entonces, es un recinto polivalente apto para recibir cualquier evento deportivo y musical, puesto que cuenta con un aforo de 60.000 personas.

PEBETERO OLÍMPICO

La llama olímpica es un símbolo de los Juegos Olímpicos.  Conmemora el robo del fuego de los dioses por parte de Prometeo y su posterior entrega a la humanidad.
Sus orígenes se remontan a la antigua Grecia, donde se mantenía un fuego ardiendo en las sedes de celebración de los Juegos Olímpicos Antiguos.  En 1928 fue reintroducido en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam.
El fuego olímpico fue encendido el 5 de Junio de 1992 en Olimpia y llegó el 13 de Junio al puerto de Empuries.
La antorcha olímpica visitó durante 39 días, las 17 comunidades autónomas de España, recorriendo más de 6.000 Km. pasando por 652 localidades, siendo transportada por más de 9.500 portadores.
El 25 de Julio durante la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos, el arquero paralímpico, Antonio Rebollo, hizo el último relevo de la llama olímpica, disparando con su arco, una flecha incendiaria desde el centro del escenario al pebetero, quedando así inaugurados oficialmente los XXV Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.
En la televisión se cuidaron todas las tomas para que pareciera que en efecto la flecha encendía el pebetero.  Sin embargo, la flecha pasó de largo y cayó en el exterior del estadio.
Aunque no se pueda apreciar en la foto, el pebetero está encendido, puesto que la llama se mantiene encendida desde el día de la inauguración hasta la clausura de los Juegos Olímpicos.

PALAU SANT JORDI

Fue construido con motivo de los Juegos Olímpicos por el japonés Arata Isozaki, con una capacidad de 17.000 espectadores, y está considerado como la joya del Anillo Olímpico.
Acogió la competición de gimnasia artística, así como las finales de balonmano, cuartos de final, semifinales y finales de voleibol.
Desde entonces es la instalación más utilizada, ya que acoge todo tipo de acontecimientos deportivos, conciertos y espectáculos, debido a que está considerado como una obra maestra de la arquitectura y la ingeniería moderna, puesto que su estructura y los materiales mecánicos, le confieren una gran flexibilidad y adaptabilidad.

TORRE CALATRAVA

La torre de telecomunicaciones obra de Santiago Calatrava, fue diseñada con motivo de la celebración de los Juegos Olímpicos de 1992.

Con sus 136 m. de altura y construida en acero, tiene un diseño innovador respecto a la mayoría de las torres de telecomunicaciones, con una forma estructura que no se basa en un tronco vertical sino que tiene una silueta que recuerda a un deportista llevando la llama olímpica.

En la parte superior, la zona de transmisión se parece a una flecha y su respectivo arco, y en la base tiene una fuente de hormigón armado, decorada con trencadís, en homenaje a Gaudí.

La propia orientación de la torre, hace que actúe como reloj de sol.