En el S.I llegaron los romanos atraídos por la
riqueza acuífera.
En el año 972, Tructinus Veremundez y su mujer Fakilo, donan a la Iglesia de
Oviedo diversos bienes y monasterios que poseían.
En 1154 el rey Alfonso VII cedió la población a la Iglesia de Oviedo,
integrándola en Castropol.
En 1584 con la desamortización del rey Felipe II, y con la autorización del Papa
Benedicto XIII, sus habitantes compras el territorio organizándose como
municipio independiente.